Friday, May 22, 2009

Es China un pais ric o povre?


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Vidite desde le culmines del edificios moderne de Shanghai, con lor restaurantes de luxo e grande centros commercial, China pare esser identic a altere paises disveloppate como le Statos Unite o Japon. Nonobstante, le Banca Mundial totevia classifica China inter le paises de rentas medie, como Bolivia, India, e Syria. Le gigante asiatic recipe, in ultra, centenares de milliones de dollars in adjuta international del paises industrialisate.

Assi, como debe le mundo tractar iste gigante asiatic? Como un pais ric que poterea adjuvar le resto del economias del mundo, o como un pais povre?

Andy Tsien, un economista de Shanghai, insista que China jam non es un pais povre, ben que illo ha centenares de milliones de personas qui vive in le povressa. “China es le nation con le volumine de commercio le plus grande in le mundo”, dice Tsien, ben que ille anque admitte que, a causa del grandor e le complexitate de su societate, il es difficile classificar le pais intra le schemas que existe proque China es un nation enorme que ha elementos del prime, secunde, e tertie mundos.

Alicun citates de China es como le citates le plus potente del Prime Mundo. “Shanghai ha le apparentia de un citate multo simile a London, New York, e Paris. Su taxa de rentas es dece vices superior al media del partes plus povre del pais”, dice Andy Rothman, un analysta de un firma de consultores economic. Rothman accentua que le medietate del population de China es populate per paisanos povre qui depende del agricultura de subsistentia. Ille adde que “il ha un parte del societate, equivalente al duple del population del Regno Unite, que vive con minus que un dollar cata die.

Alicun fuctionarios Chinese se plange que quando le mundo industrialisate demanda que China dedica un quantitate plus grande de su ressources a organismos international como le Fundo International Monetari, illo ignora lo que le stato debe facer pro custodiar ille population povre.

“Si tu vive in le west o in le centro de China, tu non comprendera proque le communitate international exige tanto de nos”, dice le economista Li Wei, del firma Standard Chartered Bank de Shanghai. Ille anque dice que multe economistas del Prime Mundo simplemente non comprende que il ha un grande numero de chineses qui lucta pro superviver de un die pro le altere, e salvar le mundo pro illes es un idea totalmente absurde.

Economistas como Li Wei argue que le theorias economic traditional es insufficiente pro determinar si un pais es ric o povre, in despecto del ricchessa que se ha generate in China in le ultime annos.

Secundo le professor Shn Dingli, del Universitate de Fudan, anque in Shanghai, “Nos ha generate enorme ricchessa a un costo ecologic tremende. Nos non ha habite un disveloppamento balanceate e sustenibile, e assi io pensa que China es totevia un pais povre desde le puncto de vista ambiental, ecologic, e philosophic”.

Desde le perspectiva del crise financiari que afflige le mundo, multe analystas ha arguite que China poterea constituer le motor que salvara le resto del economias del recession. Nonobstante, le economistas chinese accentua que nos non pote sperar plus que, salvante a se mesme, China solmente pote salvar le mundo de un collapso economic mesmo plus profunde.

Assi, China presenta al mundo un paradoxa. Durante que le paises industrialisate se trova de plus in plus indebitate a China e lor economias se debilita, le question de si China es un bestia pro esser domesticate o un pais in disveloppamento que ha besonio del adjuta del Occidente nunc es multo difficile de determinar.

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Vista desde las alturas de los edificios modernos de Shanghai, con sus restaurantes de lujo y grandes centros comerciales, China parece ser idéntica a otros países desarrollados como los Estados Unidos o Japón. Sin embargo, el Banco Mundial todavía agrupa a China entre los países de ingresos medios, como Bolivia, India y Siria. El gigante asiático recibe, además, cientos de millones de dólares en ayuda internacional por parte de los países industrializados.

Entonces, ¿cómo debe tratar el mundo a este gigante asiático? ¿Como un país rico que podría ayudar al resto de las economías del mundo, o como un país pobre?

Andy Tsien, un economista de Shanghai, sostiene que China ya no es un país pobre, aunque tenga cientos de millones de personas viviendo en la pobreza. “China es la nación con mayor volumen de comercio en el mundo”, dice Tsien, aunque también admite que, a causa del tamaño y la complejidad de su sociedad, es difícil clasificar el país dentro de los esquemas que existen porque China es una nación enorme que tiene elementos del primero, del segundo y del tercer mundo.

Algunas ciudades de China son como las ciudades más poderosos del Primer Mundo. “Shanghai luce como una ciudad muy semejante a Londres, Nueva York y Paris. Su ingreso es diez veces superior al promedio de las partes más pobres del país”, señala Andy Rothman, analista de una firma de consultores económicos. Rothman destaca que la mitad de la población de China está constituida por campesinos pobres que dependen de la agricultura de subsistencia. Agrega que “hay una parte de la sociedad, equivalente al doble de la población del Reino Unido, que vive con menos de un dólar al día”.

Algunos funcionarios chinos se quejan de que cuando el mundo industrializado le pide a China que aporte más recursos para organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, se ignora lo que debe hacer el estado para cuidar de esa población pobre.

“Si vives en el oeste o en el centro de China, no comprenderás por qué la comunidad internacional reclama tanto de nosotros”, señala el economista Li Wei, de la firma Standard Chartered Bank de Shanghai. Agrega que muchos economistas del primer mundo sencillamente no entienden que hay un gran número de chinos que luchan por sobrevivir de un día para otro, y salvar al mundo para ellos es una idea totalmente absurda.

Economistas, como Li Wei argumentan que las teorías económicas tradicionales son insuficientes para determinar si un país es rico o pobre, a pesar de la riqueza que se ha generado en China en los últimos años.

Según el profesor Shn Dingli, de la Universidad de Fudan, también en Shanghai, “Nosotros hemos generado enorme riqueza a un costo ecológico tremendo. No hemos tenido un desarrollo balanceado y sustentable, así que pienso que China es todavía un país pobre desde el punto de vista ambiental, ecológico y filosófico”.

En el marco de la crisis financiera que vive el mundo, muchos analistas han planteado que China podría constituir el motor que salve al resto de las economías de la recesión. Sin embargo, los economistas chinos destacan que lo más que se puede esperar es que, rescatándose a sí mismo, China solamente puede salvar al mundo de un desplome económico aún más profundo.

Por lo tanto, China presenta al mundo con una paradoja. Si bien los países industrializados son cada vez más en deuda con China y sus economías se debilitan, la cuestión de si China es una bestia para ser domesticada o un país en desarrollo que necesita la ayuda de Occidente es ahora muy difícil de determinar.

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Seen from the heights of the modern buildings of Shanghai, with their luxurious restaurants and large shopping centers, China seems to be identical to other developed countries like the United States or Japan. However, the World Bank still includes China among middle-income countries such as Bolivia, India, and Syria. The Asian giant also receives hundreds of millions of dollars in international aid from industrialized countries.

So how should the world deal with this Asian giant? Like a rich country that could help the rest of the economies of the world, or as a poor country?

Andy Tsien, an economist from Shanghai, maintains that China is no longer a poor country, even if hundreds of millions of people are living in poverty. “China is the nation with the largest amount of commerce in the world,” Tsien says, but he admits that because of the size and complexity of its society, it is difficult to classify the country within existing parameters because China is an enormous nation that has elements of the first, second and third worlds.

Some cities in China are the equal of the most powerful of the First World. “Shanghai looks like a city much like London, Paris and New York. Its income is ten times the average of the poorest parts of the country,” says Andy Rothman, an analyst working for a financial consulting firm. Rothman points out that half the population of China is made up of poor peasants who depend on subsistence farming. He adds that “there is a part of society, equal to twice the population of the United Kingdom, living on less than a dollar a day.”

Some Chinese officials complain that when the industrialized world asks China to provide more resources for international organizations like the International Monetary Fund, it is unaware of what the state must do to take care of this population.

“If you live in west or central China, you will not understand why the international community demands so much of us,” said economist Li Wei, of the Standard Chartered Bank in Shanghai. He adds that many First World economists just do not understand that there are many Chinese who are struggling to survive from day to day, and saving the world for them is a totally absurd idea.

Economists such as Li Wei argue that traditional economic theories are inadequate for determining whether a country is rich or poor despite the wealth that has been generated in China in recent years.

According to Professor Shn Dingli, of Fudan University in Shanghai, “We have generated enormous wealth at tremendous ecological cost. We have not had balanced and sustainable development, so I think China is still a poor country in terms of environmental, ecological and philosophical considerations.”

As part of the financial crisis besetting the world, many analysts have argued, China could become the engine that will save the rest of the world economy from recession. However, Chinese economists point out that the most we can hope for is that, by recovering itself, China can only save the world from an even deeper economic collapse.

Therefore, China presents the world with a paradox. While industrialized countries are increasingly indebted to China and their economies are weakening, the question of whether China is a beast to be tamed or a developing country that needs the help of the West is now very difficult to determine.

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